Murialdo Chicaiza

Quince Haikus a Píntag

Son los árboles

soberbios en el frío

enhiestos, altos.

 

Están los pinos

con su perfume verde

y sus agujas.

 

La azul montaña

va tamizada en hielo

amando el frío.

 

Las vaporosas

nubes a lo alto suben

en lejanías.

 

Caballos rumian

inocentes el pasto

en el rocío.

 

Las vacas pacen

en su vendimia verde

su mansedumbre.

 

Las aves trinan

canciones mañaneras

un vago rumor.

 

La luz se filtra

hacia el boscaje tibio,

despierta vida.

 

Cantan las aves

mil saludos al cielo

ya raya el alba.

 

Un cóndor sube

volando al Antizana

buscando muerte.

 

Las plumas negras

ondean en el aire

la queja leve.

 

Cae una lluvia

el granizo golpea

la faz del maíz.

 

Los eucaliptos

tiemblan ante la brisa

y se estremecen.

 

La lluvia canta 

una tonada húmeda

ante mis ojos.

 

¡Qué triste torna

en gris melancolía

un ave errante!