Julio César Santana

Julio César

Veni

¡Mirad! Ha llegado el hijo

del odio y el mal azar,

sí, aquel que no sabe amar;

diablo de ramos de olivo

con mentiras y acertijos.

Y llegó con sus mil versos,

tres mil argumentos tercos,

desdén a lo establecido,

un espíritu atrevido;

alma obscura universo.

 

Vidi

Miró, apreció la decadencia,

caderas, así, asimetría,

primigenia geometría,

la dignidad, la resiliencia,

la fugaz y justa disidencia,

aquel discurso contaminante,

las tan-tantas y malas amantes

(pero que aman la poesía),

las musas de palabras vacías;

y su belleza anquilosante.

 

Vici

Busca y rebusca como ir a escalar:

las grandes cimas del torso de Artemisa,

el misterio detrás de las sonrisas,

la oscura falsedad de realidad

y el malditísimo temor al tal cristal.

Y busca y rebusca en la sacra historia,

allí, en los anales y en las memorias,

feroces nombres y hombres para derrotar,

pues prefiere la inmortalidad

mucho antes que una simple victoria.