Rafael Escobar

\"SEPARACIÓN NOSTÁLGICA\"

 

Nuestra grande ilusión: ¿Tan frágil era?

Nuestros sueños de amor: ¿Promesas vanas?

Que murieron igual que las gencianas

que fenecen al irse primavera.

¿Fue quizás su pasión, la gran quimera

que mi numen de bardo concebía?

Mas mirando su rostro yo sentía

un reflejo de luz en sus miradas

que decían con ansias desbocadas

que su luz de mi vida no se iría.

 

¿Hoy se marchan los sueños con la prisa

que acostumbran las almas desoladas?

¿Hoy me deja sus huellas bien grabadas,

cual pintor, que las penas improvisa,

en un lienzo, de forma muy precisa?

¡Y se marcha mirándome de frente

caminando serena y tan valiente;

sin pensar que la vida pasaremos

añorando la dicha que perdemos

y que juntos hicimos reluciente!

 

Nos juramos por siempre venerarnos,

mas parece se olvidan juramentos

o se pierden los bellos sentimientos

que sirvieron un día para amarnos.

Nos decimos \"adios\" al separarnos,

mas se queda recuerdo muy renuente

a quererse marchar tan de repente,

y se aferra tenaz a débil flama

intentando se vuelva fuerte llama

que reviva un delirio ya silente.

 

Nos inunda tremendo desconsuelo,

mas rebelde, soberbia no claudica,

y buscamos razón que justifica

terminar lo que fuera nuestro cielo.

El olvido, me dice que es un velo

que nos cubre de llantos y de penas,

nos evita las drásticas condenas

que la vida convierten en desierto,

nos enseña que el mundo es tan incierto

y que somos minúsculas arenas.

 

Y contemplo su rostro que dibuja

una mueca que quiere ser sonrisa

que se esfuma lo mismo que la brisa

que los vientos convierten en burbuja.

La ansiedad en mi pecho se apretuja

intentando fingir que nada importa,

que mi orgullo su marcha la soporta,

y que todo termina sin rencores

que vendrán a mi vida resplandores

que la verde esperanza siempre porta.

 

¡Mas sabemos los dos que no se olvida

esos lindos momentos que vivimos

en el lecho que siempre compartimos,

pues su esencia en las sábanas anida.

Concluyendo la amarga despedida

recordamos aquellas dulces notas

que nos dejan las pálidas gaviotas

cuando emigran, y tristes alzan vuelo,

y sus alas de blanco terciopelo

las remontan por tierras tan ignotas!

 

Autor: Aníbal Rodríguez.