Antonia Ceada Acevedo

Templo del tiempo

Los cimientos de este templo,

están hecho de sueños   e inocencia.

Se empeñaron  en crear un edificio

donde levantar muros, era el afán.

Una  obra magna: languidecida.

Tallaron los miedos, ofrenda

para el Dios del destino  incierto.

Cerraron los arcos donde se divisaba

en total  plenitud   la libertad,

Pintaron las vidrieras de la conciencia

Y  forjaron las rejas en la ignorancia.

Ahora  palpitan los retablos,

gime, el  templo, con una cuadrilla

de hierba bravía, ansiosas  en su faena.

Una campana  pausada, lenta, melancolíca,

toca a los cielos que  clarean indecisos.

Una pincelada de niebla cubre la obra

pero un concierto de versos  cantan      

Ya, al claro, largo, esperado  horizonte…

 

 

  Antonia Ceada Acevedo