Julio Noel

El cielo vespertino

El cielo vespertino

se cubre de oro y grana

y un cálido y dorado atardecer

se refleja en el espejo del agua.

El cristal pulido mis ojos besan

de las límpidas aguas azogadas,

mientras oigo un agradable silencio

que suspira en los poros de mi alma.

El globo solar despacio se aleja

hundiéndose en púrpura sangre en llamas,

de la alameda mueren los colores

y el agua se cubre con negra gasa.

Mis tristes ojos derramar quisieran

una furtiva lágrima,

pero lejanos sones se lo estorban

arrullados por el viento en las ramas.