Julio Noel

A la orilla del río una paloma

A la orilla del río una paloma

de lenes alas blancas

alegre besaba el claro cristal

mientras bañaba sus pies en el agua.

Sus labios eran dos rojos corales,

sus mejillas, de grana,

sus cabellos, de oro,

y sus finas manos, de nívea plata.

Jovial y ausente se entretenía

acariciando la corriente clara,

que con sus líquidas y suaves lenguas

lame sus pies de nácar.

Dulce melodía vibró en el aire,

como voz más divina que humana,

que todas las avecillas canoras,

al oírla, intentaron emularla.

Su canto quiso imitar el jilguero,

también lo probó la alondra parda,

remedarlo el ruiseñor quisiera

y hasta la oropéndola negrigualda.

Todas lo intentaron,

pero ninguna pudo superarla,

sobre todas ellas se elevó al cielo

la dulce voz de mi paloma blanca.