Gracias, también desde mi dolor.
En esta casa apenas quedan despintura y polvo.
El mueble sobre el que descansabas ya no late, pero intenta mantenerse en pie, aunque está cojo.
¡Cuán terrible es extrañarte!
Te has llevado todo... hasta el enojo que sentí por ti.
Sólo ha quedado: el voraz recuerdo de amarte.