Carlos Leyva

AUTOESTIGMA

 

Eres 

rara metáfora del cielo

que porta humedad de musgo

esparciéndose loca

por las lindes del mundo.

Manos desiertas

amputados dedos

deshojan pestañas

y espinas de cactáceas

de tu autoestigma.

Corre.

Corre.

Corre.

Escala la luz del muro

sin tocar las flores.

Descansa.

Oye la canción salobre

y su voz amarga.

Huye.

Huye.

Huye. 

Que no te atrape el olvido

ni la soledad del tiempo

ni mis manos gastadas.

Cae.

En la caída, regala 

tus piernas a la tierra.

Ven

al punto final del punto.

Aquí te espero, blanca

sin suspender 

la eternidad.