Mario Cid

Luna de mi juventud

Solía entenderme con la luna
no es que fuéramos grandes amigos
tan sólo nos entendíamos.

La luna entendía lo enamorado
que estaba de la linda jovencita
a la cual le dedicaba cien miradas
y un acorde de sonrisa ilusionada
que ella nunca recibía.

Yo entendía que el silencio de la luna
significaba un reproche por cada mirada
que había dedicado a la linda jovencita
que a su vez dedicaba cien miradas
a un apuesto muchacho que no era yo
y cuyo acorde de sonrisa
era siempre bienvenido
en los labios de ella.




Mario Cid