Julio Noel

Con sus gráciles dedos el céfiro peinaba

Con sus gráciles dedos el céfiro peinaba

las glaucas guedejas que por los prados sonreían,

su música acariciaba

el terciopelo esmeralda de la pradería.

Trinos de vivos colores surcaban el aire

en el verde frescor de la mañana cetrina,

mientras el amarillo canto de la oropéndola

en la fronda de un enhiesto chopo se escondía.

La dulce risa del silencio entre la espesura

sutilmente se escurría

y en sus candorosas alas llevaba prendidos

azules mechones de mi arrebolada vida.

Cálidos aromas portaba la sedosa aura

entre los tiernos abrazos de la suave brisa,

mientras mis penas se las llevaba la corriente

entre llantos y sonrisas.