Alfredo Santino

A la mujer

Figura curvada,

paradigma de la estética,

materia voluptuosa,

autora de ciegas locuras,

autora de confusas vidas

sacrificadas en altares

de pasión.

 

Me encantan tus ojos,

me encanta tu mirada,

me hipnotiza la armonía

perfecta de tus facciones

con la luz divina de tus ojos,

la textura surreal de tu piel,

ráfaga de tu sonrisa sincera

llena de encanto de niña pura.

 

¿Es todo lo anterior

suficiente para amarte?

Mi respuesta es sí.

Sí, porque amo la esencia

que conforma a la mujer.

Porque soy esclavo de la belleza.

Porque soy débil ante el deseo,

pero, ¿Simbolizas algo para mí,

al margen de tu perfección carnal?

¿Cómo diosa, eres dueña absoluta

de las respuestas a mis cuestiones?

¿Puedes ayudarme a acallar mi razón,

a encontrar al ser divino que habita en mí?

¿Imaginas de lo que hablo?

¿Alguna vez jugaste a luchar en la guerra

y morir por heroísmo?

¿Alguna vez cavilaste en ser y no ser,

cuando se trata de morir por una causa?

¿Supones lo que representa luchar

contra la adversidad de la tormenta?

¿En medio del mar enfurecido,

sin  más que tu propio coraje?

 

No puedo adivinar tus respuestas.

¡Con soberbia asumo conocerlas!

Así que, dándole la espalda

a tu confusa batalla de emociones,

te invito a dormir en mi cama esta noche.

prometo llenarte de besos y calor,

y de la protección inexpugnable

con la que sueñan las débiles libélulas

matrices de la humanidad.