Michurin Vélez

ENTRERISAS

Hoy he decidido reírme

 

Reírme a todos los vientos

navegando entre las olas de todos los mares

 

Reírme de la risa infantil que salta de sus ojos

reírme con la ironía que provoca la parodia de la memoria  

reírme para espantar los temores escondidos

reírme con desenfado del cinismo del llanto

 

Reírme por ejemplo de los niños

dibujando una pelota con la orina

en la orilla polvorienta de la calle risueña

 

Reírme de la rayuela dibujada en la arena

devorando las lúdica danza de los niños

              / inocencia deseando retener la infancia

                en los bolsillos cargados de canicas de ilusión cristalina /

 

Reírme de la danza de asombro de los leopardos

coreando una orgía de aullidos flameantes

ansiando alcanzar el vuelo resplandeciente de las luciérnagas

 

O la sonora carcajada de los corceles bajo las ramas del aire

Reírme del bamboleo pendular de los pingüinos

y de la risa de metal fulminante de las hienas

 

Reírme de los concursos de belleza arquianatómica      

          / escenarios de coreografías y luces multicolores

            para escrutar la hermosura de hembras adulteradas

            con cuerpos matemáticos y senos falsificados /  

 

Reírme de las muecas de un amigo

antes de explotar su ira en llanto

o saborear el jarabe de tamarindo agrio

 

Reírme de rodillas en el reclinatorio

ante todos los dioses y todos los santos

para revelarles el júbilo de los hombres

aún con la desdichas colgadas sobre sus hombros

 

Reírme de la paz celestial que pregonan los profetas

mientras mueren los niños en las fronteras de guerra

extenuados por el hambre y el glacial que los agobia                                        

 

Reírme de la balanza que la justicia simula                                                      

inclinada por el peso de la conciencia comprada

 

Reírme de la hilaridad que provocan

los burócratas burlescos con maletín y corbata,

o los políticos sabios en discursos de campaña

caminando por las calles cenicientas del suburbio

y cenando en las barracas del mercado del barrio

 

Reírme con las historietas de la historia

fábulas acuñadas como irónicas verdades,

el Héroe Niño con el mosquete entre sus manos

con los brazos mutilados            

y la bandera en la boca

 

Reírme con el silencio de los tigres pacientes

reírme de la risa de quienes ríen

contagiándome del color de su gozo claro y puro