Jordan Sanchez

Hubo una vez un desvelo, y luego una consecuencia

Herbolaria detrimento, la conversación que tuve una vez.
La raíz desvanecida de una caricia… tu mano abrazando mi mano,
una dos tres cuatro, no entiendo mirada nerviosa.
La flor lejana, cosecha  propia de esta temporada de fuego.
Tú y tu mirar, el mirar-poema-inspiración-muerte-abismo.

Ese nervio ancestro de un eclipse entre nuestras sombras.
Ese nervio agotado entre los pasadizos de cabello.

Fantasmalmente, ese día es un fantasma, mi asma,
mi respiración agonía agonizar, pez-ave encadenada.
Sentencia de muerte peor que morir: Sentencia de espera.
ESPERA
ESPERA
ESPERA
─ ¿Qué espera?

Hoy observamos el ocaso, digo, creo, y no quiero creer.
Y un corazón en exilio de su propio corazón (y te van a hablar de amor
pero te diré que este amor, decimo  el ocultismo de mis sombras, sombría
amapola negra de ser sin ser, mañana resplandor de la hora inexistente,
porque te hablaran de mil amores, y diré y diré este amor se escribió
en convulso palpitar de astros distantes, y cercanos, este amor…
este amor invalido, infante, artificial, artífice de un dolor artefacto de
amor casi imaginado, desuso de la palabra, misma, más grande entonces)

Y una noche, otra noche, como esa noche poética descrita por mil poetas,
esa noche destinada a ser oscura para admirar la oscuridad de tus ojos,
para soñar la estrella de tu mirada fosforescente, el zarpazo de tu pupila.
Esa noche hermanastra de otras noches, igual de pensativas, envolventes:
El sonámbulo, ausente sonámbulo, de cuerpo de alma, de cicatriz.
El día que no viene, que no viene, que no viene, no viene.
Y una noche acostumbrada a ese anhelo absurdo presagio.

Hacemos de esta luna, un talismán, un camino lluvioso,
lluvia de recuerdos, luna de luceros, de lluvias, luna  allá.
Porque aquí… Aquí la luna se me pega a la pestaña,
el rostro lunario, la luna encerrada en un armario,
y la historia que me  invento, por el divagar,
de este día número sin número , de este día sin horas.
De este cuerpo sin dueño, sin cuerpo,
sin ausencias, sin esencias, de distancias.

Fue una vez hace tiempo, cuando tuve miedo,
cuando tuve sed, cuando tuve nada, y tornaste el espejo
hacía ti, y de ti… Ahora la sed la nada, y el espejo... Tuyos.