el jota

No quiero ni contarlo

La verdad es difícil expresar lo que sentí, durante ese sueño o mejor dicho durante esa pesadilla, porque me sentí horrible, sin embargo, mi manera de ser y mi acercamiento a la libre expresión literaria, me hace querer expresarlo de una manera artística. En primer lugar, comenzaré diciendo que esto no fue completamente aislado, que hubo muchas situaciones vividas en estos últimos días que me llevaron a desarrollar esta historia que se formó en mi mente y cuyo producto fue una pesadilla. Las situaciones que viví fueron: “Una compañera de trabajo me contó una historia horrible que pasó en la vida real”, “Vi a la madre de una ex-compañera de la universidad que me hizo recordar la universidad y a ella que no está en el país”, “Discusiones familiares”, “Estoy pasando por un momento que cuando quiero llorar no lloro” y “Había visto un video sobre los sueños y las extrañas cosas que uno vive en ellos”. Ahora bien, en segundo lugar diré que omitiré algunas cosas, porque prefiero reservarme el derecho de decirlas para que no haya ningún problema y pues ahora sí llegó el momento de relatarles la historia, aunque la verdad ni contarlo quiero.
Todo comenzó cuando iba de camino a la UCLA de Veterinaria, por esas calles solitarias, iba a visitar a mi amiga, pero antes de llegar a mi destino, me encuentro con una persona con la que he tenido muchas discusiones últimamente y la persona comienza a desollarse, se despelleja, se quita la piel de la cara y se queda en carne viva, luego cae al suelo, aunque supongo que estaba gritando todo estaba en silencio, no se escuchaba nada, cuando la veo desmayarse comienzo a correr, intentaba huir pero no podía porque aunque caminaba no me movía del sitio, es algo muy recurrente en mis pesadillas, caminar y no moverme del mismo sitio, pero como si pasara de página, veo que todo oscurece, observo a mi alrededor y aunque sé en donde estoy, no reconozco el sitio, porque era diferente, allí me doy cuenta que nada era normal, que estaba en un sueño, comienzo a gritar fuerte, quería que alguien me despertaba pero no podía comunicarme con las personas del plano real, veo todo en silencio, no había nadie a mi alrededor y a mi mente llega un pensamiento peor, no estoy soñando, estoy muerto, era eso morí, entonces, así se siente morir, sentía todo excepto mi cuerpo, en realidad lo que estaba pasando era que mi espíritu había escapado de su cuerpo.
En eso veo que desde lejos se acerca una luz, una luz que me persigue, era una luz cegadora, pero mientras más se acercaba me doy cuenta de que era la luz de un auto, y allí estaban un grupo de personas montadas, en ese momento intento subirme allí pero las personas que estaban allí me decían que no podía montarme, que no era mío ese auto, que no era mi turno, que debía bajarme y pues caí pero en lo que estoy en el suelo, ya era claro, había amanecido y pude observar que no estaba en el mismo lugar, estaba en un hospital y escucho a mis familiares llorando, murió decían algunos, pero veo a uno de mis familiares que tenía rasguños en la cara y un herida abierta de donde le salía sangre, en ese momento él dijo, murió mi... y fue allí que me di cuenta de que no era yo quién había muerto, pero cuando escuché el nombre de la supuesta persona que había muerto fui yo el que lloré, lloré desconsoladamente, lágrimas brotaban de mis ojos cual cascada, eran muchas las lágrimas que bajaban sobre mi rostro y fue en ese momento que pude despertar, esta vez si era verdad, había despertado y respiré no había muerto o al menos, mi espíritu logró regresar a mi cuerpo, quizás si me hubiese podido montar en ese auto la historia fuese distinta y hoy no estuviera escribiendo estas palabras.
19 de Febrero de 2019
Hora 2:30am
Autor: José Julián Colmenárez Barrios.