No hay un plan B para las emociones.
Por más que haga calor en una noche más de verano,
estás sola.
Así es que yo anulo,
Retengo, contengo mirando todo desde un horizonte contaminado,
Empapado en el mismo desvanecimiento de emociones.
Éstas no tienen nada que hacer si no saco de mi casa ese pesar,
El que me acompaño por mucho tiempo,
Y me redujo a no ser nada para nadie,
A ser solo mía,
Y que ahí mueran éstas emociones.
No son más que deseos infundados de quien depende de ellos... ¿Y por qué?
¿Alguien acá me acompaño a sentirme mejor?
O admiró mi manera de escalar mis derrotas,
Mis sueños por cumplir.
Claro que no.
Abstraida me quede en la mente de quienes aprecié,
Reducida en la pantalla más real que me condenó a ser innecesaria,
Perecedera.
No hay un broche de oro para mis emociones,
Y todo lo que pude dar hasta entonces.
Si me alejo da igual,
Si me acerco es igual,
Si desaparezco es mi rollo,
Si vuelvo sigue todo igual.
Entonces
¿Por qué no me acepto descansando y tomando sola?
Escuchandome y sintiendo mi interior caliente,
Aunque triste,
Con hambre.
Mi energía no sabe innotizar a quien deseo.
Los deseos se hicieron para todos menos para mi,
Mi foco es estar ausente porque no se me precisa,
No se me quiere.
Busco algo que solo existe en la ficción,
O estoy imaginando que todos tienen felicidad un verano que no viví,
Un amor que nunca llego,
Una noche que no me aguanto más,
Un desierto de comunicación.
No hay plan B si no resisto.
No hay plan B si no te importo,
Si no me soporto descansando,
Aunque de alcohol se trate mi descanzo.
Otra noche de verano que no me deja escapar de mí, presa,
O imaginarme entera para alguien que quiera mi compañia.
Por eso sola.