Syol *

DECESO

 

 

Flota a mi espalda incierto rumbo,

las manos sobre el pecho abierto,

no queda en mí un átomo despierto,

que reclame ya mi levitante mundo.  

 

Tras mordaza de sobrio madero,

una legión de voces me entrega,

al hombro que al mármol me lleva,

y desata en la fosa el nudo certero.  

 

Y vaga mi adiós la noche profunda,

aún cuando la tarde en las cimas,

allá con el sol entre lápidas abunda,  

 

envidio al viento que huye al camino,

lejano al portón que enluta los lirios,

ileso del polvo, bautizando mi destino.  

 

 

 

 

 

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