arturo maldonador

ALEJO

 

Cuándo arriba la partida?

Nos llega en cualquier momento,

muy de niño, miré a Alejo,

en mi pueblo, dicen cosas,

que se le hinchó mucho el vientre,

un aire de ánima le entró.

 

Ayudante de panadero,

que comía pan con agua,

mucho daño le hizo eso,

la palabra hidropesía,

años después, sonó en mi oído,

niño aún, poco mayor que yo.

 

Conviví con su familia,

hasta acabar secundaria,

allí, primeros escarceos,

Gregoria era su hermana,

le levantaba el vestido,

a veces se dejaba, otras no.

 

El instinto, en la ignorancia,

jugábamos muchos juegos,

aquella época de pueblo,

encantados, doña Blanca,

escondidas con abrazo,

seguido iba, a mi otra casa.

 

Con mi amigo Bruno, “el flaco”,

triada social de formación,

llegábamos siempre al fogón,

cocina negra por humo,

con tres piedras más la leña,

talada al monte de Tlaloc.

 

Campesinos leñadores,

vendían leña y carbón,

también, los tejamaniles,

Lupe, la mamá, en el suelo,

de ojos ahumados, llorosos,

tortea masa con las manos.

 

De cada bolita, un disco,

extiende en comal de barro,

hambre, con olor a tortilla,

nos daba una a cada quien,

con sal y chile serrano,

después, un jarro con agua.

 

 Listos, correr tras Gregoria,

los días pasan sin sentir,

barrio San Mateo Huexotla,

como muchas otras cosas,

se acaban, entré a Chapingo.

El poeta del amor. 16-02-19.

Cabo San Lucas, BCS. México.