Santiago Miranda

Dormir lo insuficiente Soñar lo necesario

 

 

A través del laberinto que es día
Turnándose al recorrerlo en noche
Convivir entre las visiones
De panes que son sagrados
De calles esperando su bautismo
De vasos de agua que nos dan vida
De alcoholes que nos transmutan hermosos
Intentando algún imposible equilibrio inestable
Inventado entre angustia/ abismo/ amor/ vacío
De rostros que van pasando no tan solo por pasar
De mensajes que no logran llegar, de tanto
Que puede significar algo más -y creemos-
Subsistir entre objetos de resistencia
Con igual dignidad de quién aplastado
No se atreve a reclamar su ley sin reino
Por temor a la sangre y al juicio que será violento
Por temor a manchar a otro, en espera
De limpiarse a sí, continúa desplazándose
Intentando ahora no quebrarse, no quebrar
El círculo que mantiene el aire circulando
Ponerse la soga, aserrucharse el piso
Esas cosas suceden: inevitablemente
Toda civilización cae, en la pregunta de porqué
Su caída inminente, volver a conectarse en lo dado
¿Qué es qué? Sino más o lo observable
Lo audible lo comestible lo palpable
Entre cifras y sentidos agotados ¿Lo mismo?
Dudas manifiestas de una comprensión, no evidente
Que no logra departir de su piedra angular
Hurgarse un cosmos entre tantos vacíos
Religiones de un solo dios o una civilización
De dioses que se borraron quizás arrepentidos
Quizás no o eligieron ser quemados
Por el fuego de su amor por lo vivo

Tal como nosotros resultarémos heridos
Por jugar a lo desconocido en lo desconocido
Contra lo dado, por ser la luz que da el fuego
O un brillo que no tuvimos y soñamos tanto
No es necesario en lo oscuro cerrar los ojos
Al cansancio sino abrir la lleva forzar la llave
Partir todo lo que impide el flujo, luego irse: dormir