Lucy Quaglia

Centro de Buenos Aires

Estoy en el hotel

Sentada en la ventana,

El Obelisco está cerca,

El corazón que palpita

Dentro de mi cuerpo viejo

Salta para todos lados

Porque me siento contenta

De mirar por los balcones

A la ciudad que transita

Gritando a los cuatro vientos

Bocinazos y sirenas

En ruídos interminables,

Con pitazos sobrehumanos

De policías que intentan

Dar orden al movimiento,

Orientando sin parar

El tránsito interminable

De colectivos con metas

Que resultan impensables

Llegando de todos lados,

Mientras debajo del suelo

Los subterráneos se paran

Tan solo por un momento

Para levantar montones

De legiones que trabajan

En el centro y en la plaza.

Además que nunca faltan

Demostraciones de gente

Gritando con sus banderas

De color celeste y blanco,

Desfiando descontentas

Las leyes de algún porteño.

Me siento alelada,

Contenta, orgullosa

De ver acá al lado

Todo lo que extraño

Cuando vivo lejos,

Mientras sensaciones

Llegan a montones,

Mezclando los ruídos,

Los cables, la brisa,

Las luces del centro,

El palo borracho

Repleto de flores

Rosadas, grandiosas,

Que muestra su copa

Humilde y frondosa,

El asfalto pulcro

Con rayas y flechas,

Las palomas sueltas,

Bailando un ballet

En la sinfonía

Que entra por los poros

Llegándome suave

Mientras me divierto

Mirando, escuchando

Todo el movimiento

Que me encuentra a pleno 

Y me hace feliz.