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El Ciervo De Cobal (Cuento)

 

...El joven continuo a todo galope, mientras veía como el bosque ardía, su hogar se volvían cenizas, el árbol donde aprendió a trepar había caído, no había mas zanahorias, papas ni tomates que cosechar, toda su vida quedaba atrás, su mente era un mar de preguntas y ni una sola respuesta, pensaba que le depararía el destino, si ese demonio o lo que fuese le ayudaría o tal vez lo terminaría matando, pero no tenía tiempo para dudas debía confiar en lo que su madre le había dicho.

Caía la tarde y mientras cabalgaba vio un pequeño ciervo atrapado en una trampa dejada por los hugas, una especie de duendes malhumorados y codiciosos, así que pensó un momento y recordó un pasaje de su pasado, cuando su madre lo detuvo cuando estaba a punto de matar a una liebre, “baja el arco hijo, no lo hagas espera, observa, y unas pequeñas liebres salieron de entre la maleza, era una madre con sus crías, ¿tu sabias que tenía crías?, claro que no hijo, a veces debemos esperar antes de actual, para pensar, ya llevamos lo necesario que caso tenia matar a la pobre liebre, todas las creaturas de este bosque merecen respeto, y matarlas solo porque si no es correcto”. Así que decidió regresar y ayudar al ciervo que estaba atrapado, ya eres libre vuelve con tu madre, y el pequeño ciervo salto y corrió para perderse entre los arbustos, la noche finalmente caía, continuar de noche era peligroso, así que busco un lugar donde pasar la noche, encendió una fogata para esperar que saliera el sol, pero poco después un lobo lo había olfateado, era enorme con grandes colmillos, se veía hambriento, y estaba dispuesto a comerlo, intento enfrentarse a la bestia, pero la fuerza de esta era superior, lanzo un fuerte zarpazo, él se cubrió con la espada, pero lo lanzo por los aires, cayo a unos metros de la bestia, entonces pensó ¿acaso moriré aquí? Pasó por su mente con desesperación y miedo, pero no miedo a morir, si no fallarle a su madre, en eso de entre las sombras de los arbustos salió un gran ciervo de cobal, era realmente sorprendente, tan grande como el lobo, con una cornamenta excepcional y resplandecía de magia; estos a pesar de ser herbívoros, pueden ser más peligrosos que un lobo hambriento cuando se trata de defender a sus crías, así que arremetió contra el lobo empuñando su cornamenta, el chico solo observaba la feroz batalla y de entre los mismos arbustos vio salir al pequeño ciervo que había salvado, así que ella es tu madre, le dijo al ciervo, creo que estamos a mano amiguito, el lobo sin más opción huyo con varias heridas a cuestas, entonces acaricio al pequeño ciervo, mientras su madre lo miraba y hacia una reverencia, el chico hizo lo mismo en agradecimiento.

El alba finalmente llegaba y con ello la continuidad de su viaje...

 

-- NeoSan