Laura Ontiveros Plaza

F

Escarbaste en mi libertad,

te calcinaba el oído mi respirar.

Se torció la sonrisa de donde estaba,

se quebró como arcilla seca,

y los ojos se salpicaron de ceguera.

 

No sabías que las flores

si se mastican

se amargan,

los rayos del sol,

si se acorralan

se apagan,

y el corazón,

si se asusta

se pasma.

 

Te abrazo desde arriba,

aquí no hay tiempo,

ni nubes negras,

no hay vendas en los ojos,

ni forcejeo.

Somos diferentes,

el miedo te hace sonreír,

y a mi me hizo morir.