Julio César Santana

Ámese

En sus ojos veo dolor y desespero.

Corríjame si estoy equivocado, 

pero les falta ese amor indispensable

que nos une con nosotros mismos.

 

Ámese,

ámese más de lo que amó

a cualquier concubino de madrugadas.

 

De su cuerpo ame todo rincón 

aunque no sea perfecto.

No se cubra con ese listón,

no rebusque sus defectos.

Aférrese a esas marcas,

que rodean sus nalgas.

Ame esos puntitos, esos matices,

que añaden color a su espalda.

Quiérase sin pechos grandilocuentes,

de esos que en verdad no dicen nada.

No se quite los lentes,

venga acá sin pestañas adornadas.

Sin mejillas doradas,

sin la boca pintada,

pues su boca desnuda es la que mata,

al final de la jornada.

Ame su vientre hinchado,

su cintura cuadrada, 

ame su cuello no tan alzado,

¡defienda sus atributos a capa y espada!

 

Ámese,

ámese más de lo que amó

a este canalla que le habla de pasada.

 

Eso es lo que creo,

que usted es semidiosa 

y no se da cuenta.

Cuando nos volvamos a ver,

espero se ame más que ayer.

Adiós.