Danny McGee

DESDE LA MUERTE.

Desde la muerte.


Se ha ido la vida, el rumor de las flores, y la noche ya me invita a buscar otro camino. Conocí los tres silencios, los tres silencios básicos que conoce un ser humano: el de la soledad, el de la belleza y el más temible de todos… el de la muerte.

Sí, conocí el silencio pétreo de los muros de mi alcoba, el nocivo y abismal encuentro con mi mismo, el encuentro con la estela de fracasos sempiternos. Conocí los llantos bajos que en el alma dejan llagas y que nunca cicatrizan aunque el tiempo crezca y ande.

Sí, conocí el silencio hirviente del amor de una mujer, la belleza que te azota la mirada con vehemencia, esa que da vida y que luego mata a golpes. Conocí la cruel sonrisa de quien sabe hallar olvido y cavarte tristes tumbas por la fe de haberla amado.

Sí, conocí el silencio odioso de quien duerme fenecido, el alma de los dioses que se anclaron en la mía y el eco subterráneo del sitial de un sentimiento. Conocí la muerte humana del amor divinizado y el estigma de la daga que se clava sobre el pecho.

Se ha ido la vida, el rumor de las flores, y la noche ya me invita a buscar otro camino. Conocí los tres silencios, los tres silencios básicos que conoce un ser humano, pero, a pesar de haber hurgado en cada una de mis penas, aún no sé si habré vivido, aún no sé si habré vivido.