Más de una vez he intentado
huir, marcharme,
Abandonarte, partir de aquí.
He intentado no buscarte,
no seguirte, no hablarte,
no saber más de ti.
He querido tantas veces
no mirarme en tus ojos,
no embrujarme con tu aroma
ni escuchar tu voz, tu llanto.
Mi principal preocupación en este día
es dejarte de amar.
Ya no soñar con tus tobillos,
con tus delgados dedos,
con tu delicado talle,
con tus sandalias y tu pelo.
No puedo olvidar
ni el color de tu cabello,
ni lo blanco de tus uñas,
ni tus risas, ni tus celos
o el aroma de tu tierra
y la espuma de su mar.
No he podido marcharme,
y, olvidarte así no puedo.
Y te miro en las estrellas
y en lo nítido del cielo
y en la flor de fantasía
que ahora luces en el pelo.
© Armando Cano.