Deambula por la noche ciegamente derramando sus ojos por el rincón más oscuro del teatro sin gracia, el suave susurro del viento expresa sus romances en una vuelta a la luna sin final, las lagrimas que caen desde el piso hasta las estrellas irradian locura a mi sed de éxtasis. El morado que encierra el espacio ahoga el silencio y lo envuelve en un apretado espectro que me mira desde lejos, gritando para que me una a su juego. yo aplaudo a su acto y paseo por un parque persa, donde mis poesías logran atravesar el prado y descolocan el infame ciclo de los ojos del atardecer, me uno a la locura que rodea este cuento para así al final lidiar con mi lucido sueño.