Hay días como hoy que extraño la helada 
caricia de su profunda melancolía.
Su rayo frío, carcome, atraviesa el cuerpo,
hastió, el cielo muere y después solo oscuridad.
Nada espera por mí. 
No está la palabra filosa ni el vapor secreto de mis ansias. 
Nada, y solo un cuento más, 
de cómo se escabulle el silencio,
pequeño y secreto,
entre mis pies tembloroso.