LeydisProse

Corazón De Acero No Palpita

 

 

No fue fácil tarea amortiguar aquel corazón de hierro,

conseguir llegar hasta su centro

doblegarle eso que él creía era “poderío”.

Esas barreras que lo alejaban de su alma caducando su fuego,

ese ego que le impedía ser honesto;

con él, con el proceso, con el tiempo.

 

No fue fácil tarea enmendar sus heridas,

verlas ahí expuestas como exhibición en una galería,

paredes blancas colgando sus sentimientos..,

sentimientos llenos de tormentos;

emociones llenas de resentimientos,

con una trastornada impotencia…

de una dolencia que hace eco en la entereza.

 

Fue todo, menos fácil. ¡No fue fácil!

Ese sencillo acto de otorgar amor con él - -  no fue sencillo.

Habían anillos de amargura atados a su eternidad,

eternidad perseguiendo pasos fantasmas,

apariciones de un futuro sin dolor lo mortificaban,

su alma cariada y calcinada por un pasado donde

su propia madre lo violaba.

 

No fue fácil escuchar su pena, no hubo un plan correctivo,

no hubo manuales para como continuar el camino,

para saltar las mismas trabas que él colocaba

con la esperanza de sabotear cualquier luz

que quisiese brillar en su lobreguez

y en lo que él pensaba era hombría.  

 

¡No fue fácil la tarea!

Lo estudie cautelosamente aunque estaba desahuciada,

agotada de compasión, alterando mi propio dolor,

usando mi fuego para poder calizar ese corazón..,

ese corazón que cuando a mi llego ya estaba

calcificado en hierro, en desprecio y en temor.

Ese dolor que venía arrastrando su esencia

y frenaba aquella felicidad que él merecía.

 

No fue fácil la tarea,

consiento que tuve que meterlo al brasero

y que en el proceso casi se muere.

Fundí aquellos hierros con la brasa de mi cuerpo,

parte por parte lo fui exponiendo,

como maestra lo instruí a  vivir otra vida.

Lo eduque a tocar una mujer sin tener que rechazar su pureza,

lo enseñe a besar despacio, sin rabia o malicia,

lo enseñe a contar conmigo sin sentir que algo me debía,

lo acogí en mi senos y amamante sus suspiros,

le enseñe que el dolor también limpia.

Le escribí cartas de amor y le conté cuanto Dios lo amaba,

me convertí en su escudo, su mujer y su espada,

llegue a protegerlo de sí mismo,

le regrese su espíritu, su integridad y su vergüenza.

 

La primera vez que latió su corazón salió por la puerta

dejo un carta con apenas dos líneas:

 

“Lo siento amor, sin ti me voy.

Todavía veo fantasmas”.

 

 LeydisProse 
1/22/2019
https://m.facebook.com/LeydisProse//