Héctor Cianci

La patria sufre y se estremece

Lecho boraz el corazón de numerosos hombres

que ansían las excusas y las miserias de los pobres.

Mudo quedo del semblante horrendo de sus palabras

que perturban mi mente de mar y montañas.

 

¿Patria? creí haberte conocido, pero ahora te veo

y miro tu sufrir y tu gemir profundo y pesado,

te quedas inerme frente a los despiadados

y has llorado por tus hijos en ahogado llanto

 

Tu que diste de ver luz al hombre patrio y luchador

madre del pueblo de laurel que una corona angustió

y el mismo pueblo que pariste te hizo libre de opresión.

 

¿Lloras? Te veo y digo: la patria, esta bella patria

pisoteada, maltratada por los laceradores de mentes

¿Cómo no va a llorar si hombres en tu sacro nombre

pretenden convertirte con sus bocas en yermo papitante?

 

Se escucha el estrepito de huesos como truenos

mueven las tumbas, quiebran la tierra

son los los cuerpos de los que murieron una vez por ella

al ver que bestias encadenan las manos que ellos liberaron.

 

Patria, veo que quieres esgrimir virtuosa la libertad

Veo en tu corazón palpitante una cascada de sangre ardiente

En tu mirar se recrean las batallas libertarias de antaño

Caminas erguida recorriendo las fronteras.

 

¡Tierra invicta! ¡Corona del cosmos y hogar de grandes ilustres! 

¡Que tiemblen los hombres que quieren cambiar tu libertad por sus vientres!

¡Y si mi deber es morir por ti mi Patria, entierrenme directo en tus tierras

para que consumas mi carne y sea parte de tí hasta el fin de las eras!