Alejandro Tapia

Suicidio en rosa.

Suicidio en rosa.

 

 

Últimamente apenas y me alcanza el aire.

Entre las esquinas y rincones se encuentran los errores.

 Las imperfecciones que me obligan a creer en la simultaneidad de la realidad.  

Me resigno breve y delgado a pesar del hervir de mi sangre y el eco de mis otras voces.

 

La sirena canta sólo para mí y canta contenta…o eso pareciera.

Guía con un canto dulce manchado de agónica tristeza.

Canto que nombra a todos, que a todos nos recuerda.

¿Quién de nosotros pudiera presumir un corazón ileso?

Ya todos hemos sido pro y antis,

Hemos sido intoxicados y hemos sido el veneno.

 Quebrados, hemos ardido y hemos llorado.

 

Hemos sido derrotados y nos hemos convertido en cascarones, cadáveres del amor.

A todos nos colma un adiós, hasta nunca, un duelo que nos empuja contra la pared.

 A vivir más rápido,  a vivir más fuerte.

 

¿Cómo completar si soy todo carencias?

Soy un ser perforado, complacido con todo lo que  me he pervertido en éste camino.

Una de mis manos siempre está fría, la izquierda…

Que permite plasmar  sortilegios.

Los signos de lo que sólo yo comprendo.

 Y todo lo que desesperado, en papel confieso.

 

¡Todo lo vivido! ¡Sí, y todo, todo lo sentido! Todo eso ya lo he escrito.

¡Que la luna se pinte con tinta roja! ¡Que se corte y sangre también la noche!

Y que se colmen con mis vicios cada uno de mis exacerbados sentidos.

 

Perforaré mi sien, tú, abre la boca,

Bebe loca, toda mi sangre rosa.

Mi angustia de tanto extrañarte y la melancolía cuajada.

Porque es resultado de mi doloroso sacrificio para crear éste poema…tu poema.