Cuanta lástima te habré causado,
cuando tu partida me hubiste regalado,
cuanta miseria de mi ser se apoderó,
y mis sentimientos se vieron derrumbados.
Cuantas dudas te cegaron,
y cuanto deber paternal de ti me privó,
para que en el curso del tiempo,
te vieras errante y desolada.
Que infortunio el tuyo y el mío,
tu por privarte la ocasión de ser amada,
yo por creer contar contigo,
al abandonar lo mío.
Aún presente tengo los gratos momentos,
cuando el delirio cegó mis sentidos,
irremisible voluntad la mía,
por asirme a un caro deseo.
Aún presente lo tengo,
cuando a mi lado estuviste,
y cuando ya no lo estás,
bien o mal, vives en mi mente.
Cuanto le he aprendido yo a la vida,
de la plenitud al infortunio,
de la ilusión a la realidad,
y de la emoción al recuerdo.
Baste ya de efímeros pasajes,
que mañana traigan amargura,
baste ya de truncos anhelos,
y más pruebas pasajeras.
Hoy en mi diario despertar,
solo veo tu ausencia,
…y esa es mi realidad.