Nacho Rey

PARÍS AL DESNUDO (6º) MARIA CALLAS

 

 

Llegó el frío, y en pleno enero

fue cuando tu voz grande y elegante

se fundió en la Roma más repugnante.

Ladrillos y gritos se escucharon primero,

 

después se apagó tu verbo más sincero.

El Teatro de la ópera es tu cuerpo cantante

y hoy sigue sonando dulce tu canto confortante

y así vivo, gracias a tu fuego placentero.

 

Yo veo en tus ojos de profunda belleza

un amor filosófico cansado pero divino,

¡y qué gracia!, verte con esa mirada de pureza,

 

y que me enamora. ¡Qué cruel tu destino:

yo no me lo llevo con toda esa crudeza,

me quedo contigo y tu palabra de buen vino!

 

                                     Nacho Rey