Danny McGee

VICENTE.

Vicente.

¡Se escucha en voz de Camila,
mamá del niño Vicente,
que el hijo es una sonrisa,
que ya botó el primer diente!
Camila se ve asombrada
por dichas del magno evento,
¡Parece elevarse en alas
al ver al niño contento!
Vicente, en sonrisa abierta,
alzándose cual valiente,
a su madre bella le muestra
el frágil y blanco diente.
Descansa en mano del niño
el diente que cayó al suelo
que brilla como es el brillo
de un astro del alto cielo.
Vicente, que se sonríe,
buscando que ella lo vea,
parece que va a decirle
que el diente es una presea.
La madre, que bien le mira,
le dice que un ratoncito
lo va a premiar algún día
con un regalo bonito.
Es blanco, puro y hermoso.
¡Es todo pulcro e inocente!
Camila se ve en su rostro
y en ella se ve Vicente.
De tanto amor es la escena
del hijo junto a Camila
que incluso se ve más bella
la luna que los vigila.
Vicente es la dicha eterna
de seis añitos, no más,
pero es Camila la estrella
que alumbra su caminar.
La madre y el hijo juntos
celebran este momento:
los dos parecen un mundo
y todo parece un cuento.
¡Se escucha en voz de Camila,
mamá del niño inocente,
que ya la noche se inclina
y ya hay que dormir, Vicente!
El diente se irá al olvido,
pero aquel momento jamás:
es grande el amor de un hijo
y aquel de madre lo es más.
Camila le besa el rostro
y el hijo observa silente.
Se duerme el niño de pronto.
Ya sueña el niño Vicente.

A Camila Z y su hijo Vicente.