Enrique Obregon

Algo inefable y sin nombre

La estrechez del pecho propicia el eco, cada palpito, inunda fríamente, se antepone un brazo entre ambos, entonces, se ancla un pensamiento, como engendrado por esta suerte de limbo. La falsa cercanía se disipa pero el incipiente vínculo se asienta.

El cansancio aqueja, tal vez el desmedro de esta maquinaria atronadora busca justificarse.

 

 

Dar media vuelta es entregarse de lleno al pensamiento, toda tregua es endeble sin un enemigo en común.

 

 

Huir al baño, luchar contra el soslayo del espejo, decantarse por las tinieblas del café.

 

¿Acaso autoinducirse en la esquizofrenia una redundancia o una alianza? (Qué necedad)

 

El vapor se aplaca, caigo otra vez en mí y en virtud de esta pesadumbre busco consuelo en el piso. Las trepidaciones del refrigerador dibujan el horizonte, hacen su entrada y a su vez el pálpito ensaya un nuevo ritmo.

 

Me rindo.

 

Debí causarle más bien algo de pavor antes que emoción a la pobre… aquel ademán... no fue un impulso para un abrazo, las cosas no debieron ser así...

 

Las cosas no debieron ser.

 

 

* * *

 

Un sobre se desliza bajo la puerta, facturas, papeles embebidos de sustanciosa realidad, justo lo que ansiaba. Aunque el suelo aún me reclama, junto a este revulsivo y su influjo me levanto, decido encarar al ente que asoma en los espejos y quizá llegar a una nueva tregua.

 

La ondulación que propiciaban sus pómulos en las patillas jamás me habían parecido tan burlescas; Y la soledad de su mirada... sería mal comentarlo en términos de esta negociación, será bien que repose entre nos, o entre quienes seamos.

El espejo palpita, se levanta de su propio encaje y me animo con escéptica sorpresa...

Algo inefable y sin nombre me conforta en su presencia... tal vez... lo más importante en un complemento ha de ser la dignidad relativa entre las otredades, dignas entre sí, dignas de su síntesis...

 

...todos unos tontos por maldad, malos por tontería.

 

¿Acaso necesitamos ser tantos para existir?

 

No hallo al fin corriente de aire que le suspenda, tomo impaciente el espejo, tras todo, una pareja de cucarachas en pleno… lo que sea.

Vuelvo sobre mis pasos, tomo distancia... o acaso un impulso.

 

 

Sólo me queda esperar un nuevo alba.

 

 

* * *