Jhon Deivy Torres Vidal

LA NOCHE Y SUS ASALTOS

La noche cuelga ahora su cúpula muy bajo

Muy cerca de los huesos que duermen aún con vida

En las calles cruzadas y las casas antiguas.

En ruidoso silencio desprende su badajo.

 

Su luces miserables marchitanse por tramos

Dejando cicatrices y atmosferas heridas.

Los muros y las almas tropiezan en las ruinas

Del polvo revoltoso que emana de los trastos.

 

La gente que se queda y el alma que ha pasado

Perciben la amenaza que en actitud de esgrima

La medianoche esboza como un latente asalto.

 

 

Refluyen y se atascan ante un verdoso látigo 

Las frágiles linternas que casi no vigilan.

Apenas son cerillos los postes y los faros.