Inmovil en blanco

Vela.

Sostengo la vela con las manos,
la cubro de cada brisa de invierno,
para que la llama no quede en el olvido.
Pero siento que me quema,
pues está encendida por ambos lados.
No la puedo sujetar por mucho tiempo,
pues se consume todo su cuerpo.
Mientras solo veo y admiro el fuego,
siento como me quema por dentro.
Pero no es suficiente el dolor,
como para dejar que se apague,
y que simplemente sea un recuerdo.
Alumbra la noche, y alegra el día, mi vela,
pero sin embargo, solo me quemo.
Curiosa contradicción, que a pesar de quemarme,
por nada del mundo, puedo soltarla.
Quizá sea la ilusión de un niño,
la que quiere ver para siempre tu luz,
quizá sea la realidad de un adulto,
la que me enseña, que la cera, se perdió.