alupego (Ángel L. Pérez)

CADA PÁLPITO UN SUSPIRO

 

Partió el velero sin prisa.
En sus velas la ilusión.
Lleva en la quilla el valor,
y en el timón su destino,
aferrado entre los dedos,
del timonel que le obliga.
Cada pálpito un suspiro,
que alimenta el corazón.

En las procelosas aguas,
navega el viejo velero.
Sorteando los bandazos,
de la mar que le fustiga.
Y cada golpe de mar,
se desvanece la idea,
de vencer al temporal.
Dos columnas son las piernas,
del curtido timonel.
Clavadas a la cubierta,
para no desfallecer.

Azota el rostro la vida,
que le cuartea y le aja.
Dando experiencia a los ojos,
y al cerebro la distancia.
Mientras las cejas se cubren,
de finos hilos de plata.
Y en el postrero momento,
cuando el temporal arrecia.
Al embate de la vida,
se derrumban la defensas.
Agrietando las cuadernas.

Partió el velero sin prisa.
Pero en cada madrugada,
la madera va perdiendo,
la firmeza ante las olas.
Más la quilla va cortando,
la mar como una cuchilla,
en su empeño por llegar,
hasta la meta precisa.
Tensa el rostro el timonel,
en su dura envergadura.
Los músculos en tensión,
para soportar la duda.

Los ojos como tizones,
reflejo de la locura.
La locura de soñar,
con terminar la aventura.
A.L.
http://alupego.blogspot.es
07/01/2019