Jordan Sanchez

Sé que sabes

Antes de esta noche, quién más sino tú.

El viento heraldo de tu porte a lo lejos.

No sabes… no sabes y en verdad no sabes,
como hay hambre de tu rostro
en este cuerpo antesala de tu imagen.
Como hay sed en esta cabeza adolorida
de tus huesos bastiones  platónicos.
No sabes, no sabes, pero no sabes,
como el llanto rueda inservible a hora y hora:
Desierto.

Caes,
          confín,
                       dividida
entre mis dos ojos, ojos.
Caes amígdala que me hace falta,
caes voz de gorrión en pleno vuelo,
caes reflejo de camelia tatuada en la tarde,
caes bandera izada patria inexorable,
caes, aguacero: gota a gota y ¡PLAM! tras ¡PLAC!
Caes orgullo de madre, de Dios, y del haber nacido
en este tiempo.
Caes plena montaña enterrada en el núcleo de la vena.
Caes a todo sitio que no encuentro,
caes sin mapa, y no te encuentro,
caes sin caer, y no te encuentro.
No caes. Porque te encuentro.

Habitante de mis raíces,
habría de contarte treinta veces,
y luego cincuenta,
hasta contarte eternamente,
población de cada rincón mío.

Tren que me arrolla  página por página,
y me lleva en  ese humo, carbón de tus ojos.
Irradiantes diamantes transistores eléctricos,
sol-edad sin soledad, con sol tan solo, con soles y de sobra.

No sabes… no sabes que no sabes, lo sé.
Como hay ataúdes de mis penas,
absurdas, humanas y sinceras.
Y como esta piel en que resido suda
tus átomos, sin sentido alguno.

No me veas, aunque te alcance mi mirada.
No me veas: Soy esqueleto: Hombre en su tristeza.

Después de esta noche…
Nadie más sino tú.