jesus alberto porras

Mi pecho su almohada

Sorbida es la muerte

cuando llega y no la esperas

que te atraviese el alma con su aguijón

cuando se llevó por completo el amor

que llegó en un invierno

donde ni siquiera sucumbió para traerlo

y  destrozará el corazón

que un día le diera vida

Y  lo enseñara a  latir

cual aurora en la noche

mis brazos eran su cobija

y mi pecho su almohada

donde ella tantas veces se recostaba

y con caricias que yo prodigaba

y su sueño velaba

pero una mañana la sórbida muerte

con furia su aguijón en mi pecho clavaba

para volver a dejarme muerto

y sin más avivamiento

mis lágrimas se convirtieron en un mar de amargura

donde no hay nada

solo soledad y desventura

de aquel invierno que fue mi desventura