Fer...

El colibri y el hoatzin.



El Colibrí volaba entre las flores de la selva, sonriente se paseaba de una a otra flor, a ratos se detenía en el aire como para atisbar a su alrededor; en una de esas miradas le encontró, con apariencia de pájaro loco, con cresta punk, y unos ojos muy rojos. Era un Hoatzin. El colibrí había visto muchos, sin embargo éste lideraba una bandada distinta.

Ellos volaban solo en un sentido, siempre hacia la derecha.

El espectáculo llamó la atención del Colibrí, entonces se acerco hacia ellos; la bandada posada en el suelo húmedo de las orillas, estaba tranquila, casi con monotonía, solo el grito de su líder les hacía emprender vuelo, y siempre en sentido derecho.

El colibrí empezó a entonces volar en el otro sentido, hasta que el líder lo percibió:

-Hey!! Que haces tu aquí, alborotas nuestro vuelo!!!!-

El Colibrí se detuvo y respondió:

*Nada… solo… vuelo*

-Pero..lo haces mal!!!-

*¿Yo?.. ¿tu crees?*

-Siiiii-

*Yo solo pasaba por aquí, y me llamó la atención que, en tu territorio hay un área sin flores.*

-¿Cómo?, eso no es posible!!!-

*Pues, desde aquí, así se ve.*

Entonces el Hoatzin se detuvo, el Colibrí notó que en su ala derecha algo había.

*¿Que tienes en tu ala?*

-¿En mi ala?..nada, así somos, de siempre.-

*¿de siempre?*

-Si, así nací, aprendí a volar de este modo, he formado mi grupo, y ellos, también vuelan como yo. Para mí tu eres el extraño.-

El colibrí sonrió.

*Te invito a que volemos a lo más alto de esos árboles.*

El Hoatzín accedió, la verdad que lo hizo para mostrarse ante ese “extraño” pájaro. El Colibrí empezó a volar en el mismo sentido que el líder, hasta se mareo un poco, pero así y todo, llegaron a los árboles.

-Ya estamos aquí, ¿ves que me es fácil?-

*Sin duda, estás acostumbrado, toda una vida has volado así.*

-Ahora, adonde quieres ir?-

*A ningún lado, solo quiero que mires hacia abajo, hacia tu territorio, hacia los tuyos.*

El Hoatzín, lo miró extrañado, ni siquiera sabía porque le hacía caso, Entonces bajó su mirada. Lo que vio le estremeció. Abajo, lo que era su mundo, tenía un gran círculo formado por vuelos y vuelos en un sentido, y lo más impactante era que, las flores crecían de un solo lado, y así y todo, éstas no eran tan bellas como las de otros territorios.

El Hoatzín, incrédulo, le preguntó:

-¿Pero como ha pasado eso?, yo veía mi territorio feliz, brillante, único.-

El Colibrí sin dejar de sonreír le dijo:

*Lo que ves, amigo mío, no es culpa tuya.*

-¿Cómo que no?!!-

*No, no lo es. Nunca lo ha sido. Déjeme ver tu ala derecha.*

-Noooo, ¿Para que?-

*Solo para acariciarla.*

Esa frase inundó los ojos rojos de lágrimas, El Hoatzín siempre supo que su ala estaba atrofiada, pero nunca quiso aceptarlo, era mejor ser feliz como los demás creían que lo era.

-¿Cómo me descubriste?-

*¿Descubrirte? Yo no te descubrí, tu lo hiciste.*

-¿Qué hago ahora?-

*¿Qué quieres hacer?*

-Quiero que mi territorio sea parte de esta selva.-

*¿Que te parece si bajamos volando juntos?*

Y desde las alturas el colibrí junto al Hoatzín empezaron a bajar. La tendencia fue virar a la derecha, pero el colibrí se posó en el ala atrofiada frotándolas con su vuelo frenético. El Hoatzín con miedo y torpeza, notó que empezaban a ir en otro sentido, sentía pánico, dolor, sus huesos crujían, pero la gravedad le ayudaba; a ratos cerraba sus ojos, gritaba “Vamos a estrellarnos”, y el colibrí, seguía junto a él… sonriendo… sonriendo.


Cuentan que desde esa vez la selva floreció como nunca; que de vez en cuando, sucede lo increíble, se ve a un Colibrí volando junto a un Hoatzín. Y es justo ahí, donde en la selva… surgen las flores más bellas.

***-***
Cierro el Libro, y pienso en Víctor Codina sj, cuanta razón tiene al decir: “Tenemos que aprender a desaprender.”