Verano Brisas

LA HIGIENE DE LAS ALCOBAS

Para impedir los hechizos mañaneros

se deben sacudir muy bien las sábanas,

las mantas y el colchón de nuestros lechos,

para que los maleficios desaparezcan de allí.

 

En situaciones extremas puede contratarse un mago

que suprima los efluvios suspendidos en la alcoba,

porque asfixian los durmientes de las futuras jornadas

después de aterrorizarlos y hacerlos desfallecer.

 

El contacto permanente con partículas nocturnas

propicia en todo momento protervas inclinaciones

y muchas facilidades para siniestros designios,

al perpetuarse los miasmas invisibles de los cuerpos.

 

Los espíritus malignos son bastante inteligentes

y multiplican odiosas y espantables influencias

en las personas más débiles,

desde el miedo corporal hasta horrendas pesadillas,

debido a las vestiduras de las camas embrujadas

cuando se ignoran las normas elementales de higiene.