Las agujas del reloj
impávidas giran.
Giran y giran sus manecillas.
Y aquí estoy
esperando su venida
prometida para las diez
y siendo las doce,
huele ya a mentira.
Deténgase ya,
deténgase manecillas,
que ella se habrá olvidado
de una promesa dicha.
¡ Si no fuese por este amor
partiendo ya estaría!
Pero el amor engendra paciencia
y la paciencia,más vida.
Aquí me quedaré
hasta que mi mirada se destiña
y el sueño me venza
tirándome su oscuridad encima.
Sigan avanzando,
sigan manecillas
que quizás ella se acuerde
que aquí la esperan todavía.
¡ Si no fuese por este amor
hubiese puesto en marcha
mi partida...!