Rigo F. Garay

¿Por qué te escribo?

Despierta prosa alada, a las luz de su mirada;

atiende inspiración y has, a la musa, nueva canción.

Borra la blancura, pálida del papel por la hada;

y orienta tu vocación a disfrutar de su mención.

 

Es que te mento en mis escritos: por gratitud,

a tu cortes actitud y al destino fortuito

de ver tu virtud; al alcance, cercana a tu acto

más concreto, que destila gracia y respeto.

 

Es por el gesto cortes de tu cordial sonrisa,

que la timidez del seudo-poeta agoniza.

Naciendo silenciosa, la expresión de mudez;

que con sencillez y rima, brinda alabanza

al dote de princesa, que hay en tu fineza.

Y no me refiero a la finura de tu cintura;

aino al trato de confianza, que das con templanza

y la gala de tu postura, que argumenta hermosura.

 

Sólo quiero alagarte, por lo que es evidente, al observar te y verte sonriente.

Sólo quiero expresarte, y a gotas darte; este humilde arte, que traes al presente.

Y con sencillez describirte, con un poema inerte;

la voluntad constante, de la pluma a escribirte.