Kristian Mariano Ibarguen

Chocoano

Chocoano, que vas por los ríos,

cantando alabaos o en cualquier otro de tus ritmos,

escucha como te describo

en este verso, en este grito.

Tu piel,

negra como la noche en que narras tus travesías,

o café como el borojó que brindas a quien te visita,

o amarilla como el chontaduro que degustas cada día,

o blanca como la paz conque llevas tu vida.

Tu cabello,

cholo como el del nativo,

culiso como el del español,

o ensortijado como el del africano

que a tus tierras un día llegó,

da cuenta del mestizaje 

que en tus lares ocurrió.

Y tus ojos,

marrones o zarcos comúnmente,

claros también les hay,

tan dominantes, tan imponentes,

tan cautivadores como los tuyos

no hay.