Recién ayer se cumple un mes que te declaré mi amor,
y aún no sé si me corresponderás.
Sólo sé que te agrada mi presencia,
que aceptas mi impertinencia
y las rimas que te doy.
Pero de tu amor que estoy deseando,
de tus besos y tus ojos,
de tus sueños, tus lunares.
De tus pechos como mares, dime niña,
¿hasta cuando todo eso yo tendré?
¿Acaso necesitaré arrancarme el alma a tirones,
para luego ofrecértela en señal de amor?
Y si eso no es suficiente,
también la vida te doy.
Para que estés bien convencida
que te quiero de por vida, tú mi estrella preferida,
Bienamada, vida mía, ven y calma mi dolor,
con tus brazos y tus besos y con tus noches de amor.
© Armando Cano.