Gladys María Henao Cortez.

ACROSTICO NAVEGA JUNTO A TI

 

No puedes tú decir que todo acabo cuando la noche apenas empieza.

Azul estaba el cielo antes de cerrar mis ojos en ese atardecer.

Vi, sentí y escuche tus gestos al amarme, al estar tú cuerpo al mío. Era solo tu cuerpo.

Emanaba la lluvía  de susurros en cada lugar a puertas de una estación.

Gemía yo, mientras tocaban melodías al vaivén de las golondrinas y turpiales.

Ahora es realidad.  Tan cerca tan lejos de mí, el hilo de la fuente quebró en pedazos.

 

Jinete cabalgaba a cuestas arriba de borrar la orilla del finito chasquido de regresar a ... volver amar.

Un reflejo  de oasis, sin importar la antorcha encendida de un corazón abatido perseguí el instinto de lo que sentía.

No muero, airosa se esparcían las fragancias de aquel que no quiero pronunciar.

Todo parece tener un fin. Ahora despertó el crujir del invierno, sin madera que atizar los recuerdos.

Olvidar y extrañar los andamio  del abismo, suele que tus ojos no lloren así en silencio.

 

Al tiempo elevo mi rostro  al roto cielo y digo, - embriaga me  como la oscuridad  abraza la madrugada.

 

Tengo la existencia a flote del velero sin brújula que renueva mi ayer de mareas misteriosas sin ti.

Impetuosa paso la siguiente página, aunque la lluvía cesa el sol empieza a  despuntar. Es un nuevo día.