Nohelia Menjivar

Poema para mi musa

El lienzo que pasa y roza tu materia acendrada.
Esta noche, solemnemente, mis manos en el altar que hace vibrar tu ser.
Las hojas se mueven al compás de estos versos que suenan para tu oído.
Las yemas de mis dedos entrando en tu cáliz… te estremecías, apretabas tu labio
con los dientes soltando sonidos del placer, mientras recorría el palacio
en busca del cofre para liberar la pasión acumulada.

Suenan los pasos de dos viejecillos bailando el tootse roll.

Llevé a mi musa a la pista de baile de cuatro paredes
para desaparecer la injuria que ella sentía
en el momento en el que las masas se conectan.
Las manecillas del reloj giran, los trabajadores van a casa agotados,
esperan la muerte, facturas e hijos molestos.

Dos doncellas en la cama: los pastores las condenarían al báratro,
la gente maldeciría rodeándolas con antorchas.

Un par de azahares floreciendo en el pastizal con el ruido del mundo,
unión de cuerpos: almas al vuelo.

Frenas el universo cuando estás junto a mí con tu figura de porcelana,
con tu mansedumbre que deja caer ternura acomodándose en mi mirada.

Te miraste al cristal para admirar tu belleza inaudita,
concluyendo la velada con un beso.