Lincol

XXXIV

 

XXXIV

No son las horas las que se van
son los pasos los que se alejan,
las huellas indelebles las que se borran
las miradas terminadas las que se pierden
las palabras jamás dichas las que se quedan.

No es el tiempo quien se queda
es la muerte quien se instala
y el olvido quien renace
cuando las ideas se caen
y se deja de caminar.

No son las horas, las que se van,
son las acciones las que se pierden,
los latidos rutinarios los que laten
para tener un mismo mañana cada día
sabiendo que puede ser distinto.

No es el tiempo quien se queda...
Somos nosotros los que nos marchamos.

Autor. LMML.