Lissi

TARDES DE LLUVIA

En las tardes de lluvia cuando la luz zigzagueante de los rayos alumbraba el cielo y los atemorizantes truenos irrumpían el silencio en la antañona casa de los abuelos maternos, cuatro asustadizos infantes se mecían en las hamacas del largo corredor.  Mamá María tengo miedo-aquellos niños gemían-.  El paisaje se obscurecía, el ruido ensordecedor continuaba…la tormenta se desarrollaba, las cascadas de agua clara y fría bajaban del tejado.  La abuela preocupada, los padres no aparecían…lo niños lloraban.

Mamá María, a la cocina presurosa se dirigía tomaba entre sus manos varias tortillas de maíz caliente y las desmenuzaba, mezclaba con queso fresco y mantequilla entre rezo y rezo, afanosa preparaba aquellos bocaditos de queso.  No lloren mis niños decía – la tormenta es sólo eso: agua, luz y ruidos; pronto los papás estarán de regreso.

Así calmaba aquellos niños traviesos, Toñito, GĻ‹icha, Chavelita y Chico, comamos los mamachitos de queso y cantemos: ”…gracias mil veces, humildes gracias demos a Dios, gracias…”  Desde ese entonces en las tardes de lluvia recordamos aquellos bocaditos de amor que calmaban la ansiedad y temor que provocaban las tormentas tropicales cuando llovía a raudales.  Por ello escribo y mantengo el recuerdo vivo de mi abuela que rezaba y rezaba mientras nuestra pancita calmaba.

 “TARDES DE LLUVIA…

BOCADITOS DE QUESO

AMOR DE ABUELA”

Mirna L. Carranza