Guerrera de fuego

UN GRITO DE AMOR.

 

 

UN GRITO DE AMOR

 

 

En este poema le canto al mundo entero,

con palabras firmes que griten con ardor:

¡no más indiferencia, fuera la indolencia!,

con nuestro pueblo hermano,

proscripto de su hermosa nación.

 

En mañanas y tardes muy mojadas,

y en noches frías como el hielo abrasador,

deambulan como hijos huerfanitos,

con heridas invisibles ya muy hondas,

buscando un mendrugo de pan y de calor.

 

El tronco fuerte y orondo que los sostenía,

soltó sus raíces, enfermo de la pudrición,

y un mar de muertes inocentes sobrevino

y como hojas secas al viento

se esparcieron entre la confusión.

 

En países extraños, solitarios, con miedo,

buscaron refugios, entre la multitud,

y con la copa de un árbol como techo,

 hinchados del hambre y llenos de sol,

los días pasan, lejos de la patria

que un día amaron con gran celsitud.

 

Hoy rogamos todos, al dueño de la vida,

torne a sus hijos al abrigo maternal,

calme la furia de las tempestades,

 que el cielo les derrame sus rayos de oro

y su vida entonces, sea vida real.