alupego (Ángel L. Pérez)

LA VIDA ROMPE LOS MOLDES

 

Sobre la cumbre del cerro,
se posó el águila real.
Y oteando el horizonte,
decidió echarse a volar.
Cruzó veloz el espacio,
hacia la luz salvadora.
Mientras su pétrea mirada,
iba buscando la aurora.

Sintió la brisa en la nuca,
como una tierna caricia.
Y en el borde sus labios,
se dibujó una sonrisa.
Se ordenaron las ideas,
que en su mente pululaban.
Dando una visión completa,
de lo que se avecinaba.
La voz quedó entrecortada,
como una rama que quiebra.
Solo se escuchó el silbido,
del grito que se gestaba.
Y en el borde de la ira,
en sus tendones sujeta.
Se pelearon las sombras,
con la voz que estaba presa.

Se desplegaron las alas,
para tapar las conciencias.
Batieron buscando el aire,
que impulsara sus ideas.
Y en su feroz aleteo,
demostraba su grandeza.
Para vencer la codicia,
despertar a la pereza.

Arduo camino de trampas,
que va encontrando el viajero.
Cada una es más mortal,
que la trampa que le espera.
Zigzagueando en el sendero,
va librando su condena.
Como un ágil alpinista,
que los escollos sortea.

La tierra se va agostando,
con la lucha que la afrenta.
En sus terrones la sangre,
que sus entrañas impregna.
Mientras las lágrimas secas,
por sus intersticios ruedan.
Como suspiros de vida,
que quisieran salir fuera.

Lentamente sin ambages.
Recreándose en la espera.
La vida rompe los moldes,
que la tenían sujeta.
A.L.
http://alupego.blogspot.es
16/12/2018